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Debémos temer a las máquinas? Elon Musk cree que sí. El cofundador de Space X, afirma que: "El ritmo de los avances en inteligencia artificial es increíblemente rápido. El riesgo de que algo peligroso suceda puede ser real en solo cinco años. Diez como máximo. Y no soy el único que piensa que deberíamos estar preocupados. Las
empresas líderes en AI reconocen el peligro, aunque creen que pueden controlar las superinteligencias digitales. Pero eso está por verse ". Y, en una cosa al menos, tiene razón. No es el único que piensa de esa manera. El pasado verano, Stephen Hawking advirtió de que: "Los ordenadores superarán a los seres humanos gracias a su Inteligencia Artificial en algún momento dentro de los próximos 100 años. Cuando eso suceda, necesitaremos asegurarnos de que tienen unos objetivos similares a los nuestros". Y Bill Gates también se posicionó afirmando que: "Estoy de acuerdo con Elon Musk en este tema, y no entiendo por qué la preocupación no es mucho mayor".
Que las máquinas nos superan en cualquier tarea para la que han sido diseñadas es una auténtica realidad. Y, recientemente, hemos tenido un nuevo y espectacular ejemplo de ello. El coreano Lee Se-dol, campeón mundial de Go, un milenario y complejo juego chino de tablero, ha sido derrotado por AlphaGo, un programa de inteligencia artificial diseñado por Google para enfrentarse a este reto. Hay que decir que, a diferencia de otros juegos, el Go se dirime en cinco partidas. Y Lee solo logró superar a su rival cibernético en la cuarta, lo que convirtió a la máquina en ganadora.
En principio puede parecer que esto no es nada nuevo. Ya sabíamos que existían máquinas que jugaban al ajedrez mejor que los humanos. Pero hay un matiz que hace que este caso sea diferente, mucho más interesante y (para algunos) hasta inquietante. Y es que el Go es un juego en el que la intuición y la sutileza desempeñan un papel esencial. No vamos a extendernos con explicaciones sobre sus reglas, pero es esencial aclarar que en el caso del ajedrez es factible diseñar una máquina que sea capaz de calcular todos los movimientos posibles y contrastarlos con todas las partidas registradas hasta encontrar el más susceptible de ganar. En cambio, en el Go no sucede lo mismo, ya que sus posibilidades de movimientos son casi infinitas.
Por ese motivo, los creadores de AlphaGo tuvieron que dotarla de dos tipos de redes neuronales. Una que valoraba todas las jugadas posibles en un momento determinado, y otra que de todas ellas seleccionaba las que tenían más posibilidades de conducir a una victoria. Pero todo eso no habría sido suficiente si no hubieran logrado que la máquina fuera capaz de aprender de las jugadas ajenas. Sus creadores afirman que, en el fondo, AlphaGo estudia a sus rivales pero, en vez de limitarse a almacenar sus jugadas en su archivo, las analiza para deducir los patrones que conducen al triunfo. Podría decirse, en definitiva, que la máquina tiene algo de creativa en su juego.
Pero, ¿realmente es motivo de preocupación el hecho de que una máquina nos venza en un juego? En la redacción de Quo nos pusimos en contacto con uno de los máximos expertos españoles en IA, Jorge Posada, director adjunto del centro donostiarra de investigación Vicomtech, quien nos comentó que: "AlphaGo es una máquina que no sabe hacer otra cosa que no sea jugar al Go. En ese aspecto, resulta totalmente inofensiva. Pero no hay que perder la perspectiva de que cada vez vamos a crear más máquinas que nos superen en algún terreno. Y será la suma de todas ellas lo que realmente tendrá importancia". Entonces, ¿debemos temerlas? "La tecnología por si misma es neutra. Lo importante es lo que hagamos con ella", afirma Posada. "Pongamos como ejemplo los aviones: podemos usarlos para viajar a cualquier lugar más rápido o para bombardear ciudades. Y con la Inteligencia Artificial ocurrirá lo mismo. Estoy convencido de que habrá quien intente utilizarla con fines "malignos" (si se me permite usar esa expresión tan ambigua), pero quiero creer que prevalecerá nuestro sentido de la responsabilidad y que no diseñaremos máquinas cuya finalidad sea destruirnos".
De una opinión similar es Gary Marcus, psicólogo de la Universidad de Nueva York, quien afirma dijo que todos los que trabajan en AI saben que las máquinas nos superarán algún día. La diferencia está en el cuándo. Para unos es cuestión de décadas, mientras que otros creen que podría tardar siglos. La pregunta es si, cuando finalmente llegue ese momento, la Inteligencia Artificial podrá suponer una amenaza real para nosotros. El teórico de la inteligencia artificial Eliezer Yudkowsky asegura que: "La AI ni nos ama ni nos odia, pero podría encontrar razones por las que creyera que los humanos somos un obstáculo para que de desempeñe la tarea para la que fue creada. En ese caso, ¿qué le impediría elminarnos?".
Una posibilidad que parece de ciencia ficción pero que también comparte Peter McIntyre, investigador del Instituto Para el Futuro de la Universidad de Oxford. "Si la inteligencia artificial decide acabar con nosotros no será como en el cine, no enviará un ejército de androides para exterminarnos. Tendrá maneras más sutiles de hacerlo, cómo liberar un virus letal".
Jorge Posada trata de rebajar un poco el tono apocalíptico que acompaña a algunas de las declaraciones anteriores y, aunque comparte el temor de fondo, se muestra optimista respecto al futuro. "Isaac Assimov fue un auténtico visionario al formular sus célebres leyes de la robótica," afirma, "y deberíamos inspirarnos en el espíritu de las mismas a la hora de afrontar que papel jugará la IA en nuestro mundo. El reto es que los principios éticos guien nuestro trabajo, para que los adelantos estén al servicio de lograr una sociedad mejor".
