César Castillo / El sentir de Coahuila
05 Febrero 2021
El feminicidio en México ya no es una epidemia, hoy por hoy
se ha convertido en una pandemia incontenible en la que un día sí y el otro
también, amanecemos con mujeres asesinadas por todo el país sin que las
autoridades federales, estatales o municipales puedan contenerlo.
Las ciudadanas mexicanas están indefensas y a la deriva en
manos de parejas sentimentales que las agreden hasta el punto de cometer
asesinatos brutales dejando la mayoría de las veces en la orfandad, a miles de
niños que el estado mexicano hace como que no ve.
Quienes han vivido esta dura experiencia son portadores
de un dolor inmenso desde el día en que pierden a su ser amado; ese día
caen en el estupor y la sorpresa.
Su vida cambia, mueren con ellas para luego tener que
lidiar con una realidad que de tan cruda es estúpida y aún más dolorosa.
Pasar de una vida normal, a tener que lidiar con autoridades
indolentes y una sociedad indiferente, es un mundo que solo les lastima y les
daña aún más.
Todas esas familias recorren el camino de una lucha en soledad para exigir justicia para sus víctimas.
Tuvieron la mala fortuna de
que ellas se encontraran con seres humanos malignos y despiadados que se las
arrebataron sin el menor pudor.
Hoy todas esas familias exigen justicia, se unen en un
frente común, quieren tras las rejas a todos los asesinos que les causaron
este daño y dolor.
Quieren que las autoridades se pongan a hacer su trabajo
para detenerlos y encarcelarlos y a los que ya están presos los mantengan ahí
pagando condenas máximas por haberles arrebatado lo que más querían.
Tan sólo unos días bastaron para que la merecida justicia
llegara para la pequeña Fátima de Tláhuac, pero lamentablemente todos sabemos
que esa justicia llego gracias al impacto mediático nacional, sin embargo, es
urgente decir que hay miles de muertas en el anonimato que a nadie le importan
y menos a las autoridades agobiadas de tanto expediente acumulado por su
negligencia atroz.
Hay cientos y cientos de familias que llevan años exigiendo
justicia recorriendo caminos humillantes gracias a que los agentes del
ministerio público les integraron mal sus carpetas de investigación.
Agentes del ministerio público incompetentes que lejos de
tener la capacidad y sobre todo sentido humano ante el grave caso de
feminicidio que se les presenta en sus manos, lo toman a la ligera sin seguir
los protocolos adecuados que, a la larga, permiten la libertad e impunidad de
los asesinos a causa de cadenas de custodia perdidas o rotas que les permiten
burlar la justicia.
Como hacerle entender al presidente de este estado mexicano
que se necesita que ponga a su gente a trabajar para que los asesinos no queden
impunes y que cuando un funcionario encargado de la procuración de justicia
haga mal su trabajo se le abra una carpeta de investigación que permita
someterlo a juicio por causar ese daño inconmensurable para las familias de
tener que ver en libertad al asesino de su ser más querido por su culpa.
Como le haremos señor presidente para que haga el favor
de detener a todos los que les han causado este daño.
Supongo que está difícil, porque primero tendría que sufrir
una pérdida como la de todos los familiares y huérfanos de víctimas por
feminicidio para que lo comprenda. Para que asimile este dolor.
El feminicidio en México sí es una brutal y terrible pandemia
en la que deberían ponerse a trabajar, decretar contingencias, emergencias y
toques de queda a cambio de que no sea asesinada ni una más.